LOS NUDOS DE TU VIDA

















Tenías  una cuerda con diez nudos marineros.

Con el primero ataste tu sonrisa a mi boca…
Con el segundo te encargaste de amarrar tus manos a mi corazón…
Con el tercero anudaste mis prisas a tus piernas…
Con el cuarto uniste mi respiración a tus pulmones…
Con el quinto construiste tu morada en mi alma…
Con el sexto afianzaste mi confianza a tu ilusión…
Con el séptimo pegaste tus pestañas a mis lágrimas…
Con el octavo copiaste el color de mis ojos al paisaje del otoño en Madrid…
Con el noveno hiciste nacer en mí una carcajada de niña…
Y con el décimo tapaste los huecos de mi piel por donde se me colaba el frío…

Estoy naufragando en el mar de tu vida, desde hace años, he aprovechado todo este tiempo y me he construido una balsa con todos los sentimientos que me nacieron el día que me enamoré de ti pero envejecidos y humedecidos como están, apenas flotan. Y el agua que llena su existencia es gélida. Sé que moriré congelada.

Sé que ahora comienzas a sentir todo con calma, que has sabido reconciliarte contigo y que esperas a que termines de sanar para poder reconciliarte también conmigo. Ahora piensas que sí existí fue para aprender exactamente la lección que la vida nos ha obligado a entender. 

Sueñas una vida donde yo sea un recuerdo nostálgico que inunde una parte de tu corazón de una ternura rabiosa o de una rabia tierna... Quizás, incluso te ayude saber que renuncie a ti aún sin querer, pero con la certeza de que era el mejor regalo que podía hacerte.

Sé que sabes que mi forma de tocarte es única porque nace desde la imaginación, esa que me desborda, la misma que me hace ser capaz de bajar al peor de los infiernos y subir al mejor de nuestros cielos.

Sabes que me inventé ese baile de dentro de mi cama para tu cuerpo, para que fuera la única pieza perfecta de una historia tan imperfecta.

Pero el destino siempre tiene un as de guía para nosotros guardado en algún cajón entre calcetines viejos y postales amarillas.

Y resucitaré con el primer beso…y los nudos volverán a mi alma en las retinas soñadoras de una antigua estación de tren.

Despertará mi corazón de un largo letargo y será de una manera mucha más que impetuosa y sólo yo seré consciente, sin que nadie se de cuenta atravesaré con mis dedos el esternón y lo agarraré fuertemente para que no se me salga del pecho.

Con el segundo beso volaré por el cielo de Madrid, me haré de tu boca un palacio, tus manos me parecerán hechas de seda por la ternura con la que acariciarás mi pelo y mi cara, entonces todos los restantes besos serán presentes, el tercero, el cuarto, el quinto...así hasta diez.

Con el tercer beso se encenderá el deseo, aquel que lleva enterrado bajo el suelo demasiados años y ese deseo despertará mi sonrisa.

Con el cuarto saboreare tanto amor que se me inundaran los ojos de lágrimas no queriendo separar mis labios de los tuyos por miedo a no tener un quinto beso…pero lo habrá, ya lo creo que lo habrá, y con ese, mi alma tomará tu nombre prestado.

Con el sexto aprenderé a rezar e inventaré oraciones donde tus ojos sean mi dios.

Con el séptimo me sumergiré dentro de tu cuerpo y me parecerá el escondite perfecto para dejar de tener miedo.

Con el número ocho hablaremos el mismo idioma

Con el noveno usaré tu boca de refugio y sabré que en tu interior brilla el sol.

Y con el décimo me rendiré dejaré de luchar, mataré a mi razón y desnudaré mi alma ante ti para hacer un pacto interno de vivir ese minuto como si fuera el último de mi vida… y te miraré… y te veré y tú y sólo tú me enseñarás que se puede querer lo que no ves.


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