EL DESTINO NO ESTA ESCRITO CAP.3

Entraron al portal, Marta toco la luz para que Rosa se pudiera guiar, ella se lo sabía de memoria, cuantas veces no habría subido sin ni siquiera encender una sola luz, todo por pasar desapercibida, y así evitar a la vecina del primero, que tenía su vida por detrás de su maldita puerta más fuera que dentro.

Subieron en el ascensor hasta el tercer piso, alli con las llaves ya preparadas y delante de la letra F, la puerta se abrió rapidamente, Rosa pego un respingo cuando vio como algo muy grande y peludo se avalanzaba sobre Marta, la chupaba, la ladrababa dulcemente y movía el rabo con alegría.

-Hola Roque, que me has echado de menos? ya estoy aquí y ¡con un amiga¡ ¿ves?, no hace nada, le dije (porque las personas que tienen animales siempre dicen esta frase a los que ven más reticentes), supongo que será una forma de tranquilizar a los que son poco amigos de los animales.

Alberto¡¡¡, ¿que? dijo, se llamaba Alberto, nada Rosa, esta noche el señor de la grúa, me he acordado, se parecía a un profesor que tuve de inglés cuando era niña, y me acabo de acordar, nada no me hagas caso.

¿Quieres darte una ducha?, y mientras te preparo algo para comer, pasa es por aquí, te dejo un pijama, que yo creo que te valdrá pero solo porque tiene goma, ¡madre mía que gorda estoy¡ -dije, gracias Marta por todo lo que estas haciendo por mi., vaaaa¡¡¡ no es nada mujer, vivo sola desde que me separe, mi hijo esta trabajando en Alemanía, y le veo solo en vacaciones o cuando nos conectamos, mi ex no molesta, tiene una nueva vida, lo llevamos muy bien, y encima le quite a Roque de en medio que no lo podía ver, así que todos contentos.

Venga pasa, pídeme lo que necesites voy a mirar mis correos, que esta noche cuando te cruzaste en mi camino, venía de ver a mi jefe, que aunque trabajo desde de casa, hay días que tengo que verle la cara de amargado que tiene, de paso mientras se conecta el portátil, miro a ver que tengo en la nevera, para poder preparar algo rápido, ¡vale¡ siii, gracias dijo.

Rosa dio un repaso a la nevera, y lo tuvo claro, unos huevos fritos con beicon y patatas congeladas, iría enchufando la freidora, ¡ROQUE¡, dejame pasar y a tu cuarto, ya vino Alicia a sacarte hace tres horas, ¡venga vete es hora de dormir¡, el animal escondió el rabo entre la piernas, gimió un poco se acerco al cuenco del agua, bebió un poco y salio por donde había venido.

El correo le anunciaba la entrada de mensajes sin leer, pero Rosa respiro no era su jefe, ella tiempo atrás había conocido a alguien por Internet, tenía una amistad, no sabía muy bien que futuro tenía eso, pero estaba ilusionada, y de momento era lo que importaba, decidió dejar esos mensajes para otro momento, tenía que atender a Rosa, ella era su causa, en este momento, necesitaba ayuda.

Rosa apareció por la cocina, justo cuando Marta sacaba ya las patatas de la freidora y ponía los huevos con beicon en ambos platos, lo siento no tengo pan, tendrá que ser bimbo, ya sabes las dieta, y el poco tiempo que tengo para hacer compras.

A que te dedicas?, Marta pensó la repuesta...uhmmm es difícil, verás escribo por encargo, ¿que escribes que?, si mujer artículos para revistas, discursos, presentaciones, prólogos, cuando alguien tiene algo que contar allí esta Marta, para escuchar y transformar su historia en algo legible y con emoción, ¿eres periodista?, no respondí solo se me da bien, trabajo para una agencía de publicidad.

¿Vas a escribir lo que yo te cuente?, depende, ¿tu quieres que yo lo escriba?, Rosa se encogió de hombros no supo contestar, al fin dijo...pero creo que mi historia no le gustará a tus lectores, no habla buenos momentos, habla de una vida llena de sinsabores, de miedo, de suplica, de perdones, de falta de respeto hacía mi misma, creyendo durante muchos años que todo era por amor.