EL DESTINO NO ESTA ESCRITO CAP.1
Era muy tarde, las luces de los semáforos se degradaban entre el cristal y la lluvia que permanentemente caía desde hacía varias horas, algunos relámpagos zigzagueaban en el cielo, mientras, su conducción se hacía más lenta, sus pensamientos taladraban su cerebro, no entendía nada, repasaba uno por uno los detalles de los acontecimientos de ese día pero ninguno le hacía llegar a conclusiones certeras, su método no funcionaba y su capacidad de análisis se había esfumado como por arte de magía.
De pronto como de la nada surgió una figura delante de mi coche, salí de mi ensimismamiento para frenar mientras esquivaba aquel espejismo, intente tomar el control para detenerme, por suerte el impacto no fue lo suficientemente importante y el airbag no salto.
Los nervios se habían apoderado de su cuerpo, la piernas le temblaban, miro a su alrededor, y pudo observar a poco metros una figura sentada al borde de la acera, la lluvia seguía cayendo pero en menor cantidad, abrí la puerta y sin apenas pensar en las consecuencias me dirigí hacia aquello que casi me mata, al plantar un tacón en el suelo, mi pierna trastabilleo, y fue a parar de bruces al suelo, desde esa posición y dolorida podía ver que aquella persona no se movía. Las lágrimas aparecieron en mis ojos, me levanté me volví a colgar el bolso, cerré la puerta con esfuerzo, y comprobé que llevaba el teléfono conmigo
Al llegar hasta allí, respiré aliviada, porque lo que fuera que hubiera debajo de esa gabardina estaba vivo, intente preguntar, ¿que te ocurre? ¿porque has cruzado por delante de mi coche?, no te ví, perdóname, dijo una voz de mujer, levanto la cabeza oculta hasta entonces y comenzó a llorar amargamente, con desconsuelo a la vez que su cuerpo hipaba sin control.
Marta no entendía nada, ¿que te pasa? ¿porque lloras?, ¡tranquila¡ si no ha pasado nada, la extraña no podía apenas balbucear, solo era capaz de decir, es que, es que yo....
Calmate, como te llamas Ro-sa, bien Rosa dame la mano, nos estamos mojando le dije, me tengo que marchar, ¿marchar? repetía yo, marchar ¿donde?, lejos muy lejos, ¿porque? le pregunté, por un momento llegue a pensar que era una loca sin control, mi jornada había empezado a la 6:50 y el día había sido largo, muy largo. De pronto el llanto se convertíó en sollozo, no conseguía articular palabra, mas allá de un balbuceo.
Vamos hacer una cosa Rosa, yo me llamo Marta, ¡mirame¡, los ojos inundados en lágrimas, me hacían presagiar algo tremendo, algo que le atormentaba mucho, pareciera como si su vida se acabará esa noche, le daba igual, la lluvia, la noche, la situación, no había consuelo.
Me acerqué a mi coche, volví sobre mis pasos, y con el teléfono memorizado, llame al seguro, -buenas noches, si, si, mis datos son....necesito una grúa, estoy en la calle, claro, de acuerdo. ¿cuanto dicen?, ok esperaremos, mire estoy viendo un bar en las cercanías, "BAR OKI", allí esperaremos, de acuerdo, buenas noches.
Rosa, ¡vamos¡, la cogí por el brazo, note como se asustaba, y daba un respingo, necesitas algo caliente, acompañame por favor, se levantó con gran esfuerzo, me fije que parecía cojear, ¿te has hecho daño?, le pregunté, su cabeza se movío compulsivamente de izquierda a derecha, mientras se secaba la cara con el embes de su mano.
Aunque casi todas las cosas en esta vida, se pueden presagiar, mi mente no alcanzaba a entender lo que Rosa arrastraba consigo, y sobre todo, como tu vida personal se minimiza en segundos y queda relegada a un segundo plano.
Entramos en aquel bar de "malamuerte", donde solo quedaba el dueño, mirando atento la tv y un borracho semi dormido, con medio cubata aun por beber.
¿El baño? pregunte yo, el dueño me miro con ojos de pocos amigos, y me espeto ¡VAMOS A CERRAR¡, perdoneme, le dije con la voz más convincente y amable de la que disponía en esos momentos, vera uds,
les interrumpamos a estas horas porque hemos tenido un pequeño accidente con el coche, mire ve.. allí mi coche cerca de ese árbol, he llamado a la grúa y me han dicho que estarán en 15 minutos mentí.
Han avisado a la Policía? -no, le dije amable, en cuanto me recojan el coche, yo misma hablare con ellos, no se preocupe soló tengo pequeños desperfectos, ¡no quiero lios¡, me dijo, siempre he sido una persona de fíar, mi imagen nunca ha sido la de una mujer pendenciera, muy al contrario, aunque no ayudaba mucho el aspecto que presentábamos las dos en ese momento, parecíamos salidas de una pelea vulgar de barrio, aun así mi capacidad de diálogo consiguió ablandar al dueño del garito, personaje huraño y amargado, de años de ensayo de su vida lúgubre, que mostraba a todo aquel que se asomaba a su bar.
Bueno perdoneme volvi a decir, entramos al baño, nos secamos un poco insistí, y uds. nos prepara unos cafes y una copa de coñac, enseguida nos vamos muchas gracias.
Por el rabillo del ojo pude ver que la cara que ponía era de pocos amigos, pero asentía, eso era mucho para ese gesto adusto y envejecido por el alcohol y el mal humor, el borracho abrió sus ojos para balbucear unas palabras y volver a caer en un profundo sueño sobre la barra, con la colilla consumiendose en su mano derecha.
CONTINUARA....
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