CONTRADICCIONES

No recuerdo el olor de tu cuerpo al dormir, cuando te respiraba sin que tu lo notaras, cuando me sonreías al soñarte en voz alta.

Apenas si puedo recordar tu ropa esparcida por el salón entre el sofá y el sillón de orejas preludio de un maravilloso comienzo, mi corto kimono rojo provocando tu éxtasis, la eterna combinación que todo lo pudo, tus ojos, mi deseo y tus ansias por tenerme, tu bolsa negra por el suelo, mis caricias en tu bolsillos y en el reverso de tu piel, tus manos en todo mi cuerpo durmiendo aferrado al mío dándome, calor, paz y seguridad, en esa habitación familiar. 

Y te pienso sonriendo en sueños, te fijas en mi memoria durante días, luego me esfuerzo para que desaparezcas, y vuelvo a mis rutinas.

Te toco todavía en mi mente, te recorro con mi mano en tu cuerpo, sin dejarme un solo rincón...como a ti te gustaba.

Te beso, si, te beso todavía en tus labios, en tus ojos, en todo tu ser, sin poder contenerme, sin remisión, perdiéndome, sin posibilidad de salvación para mi alma de mujer que ha pecado

Mi mano se mueve, a espasmos que no controlo, rozando las yemas de mis dedos con tu espalda, dulce delicadamente, con miedo a despertar.

Te pierdo hoy, y me pierdo hoy, rememoro el ayer con la esperanza de que despierte algún día, de este sueño. 

Entonces reapareces como casi siempre, provocando, sin prisas, generando ese regusto a conocido.

Ya lo sabes, apenas ni te recuerdo...