EL CAFE
Siempre que pensamos en los detalles que conocemos de la persona que vive, convive, o simplemente comparte nuestros momentos, afectos o defectos, inevitablemente ante esa pregunta, piensas en lo que le gusta, lo que le emociona, lo que le saca de quicio, lo que le hace perder la paciencia, lo que hace que se enamore, nuestra mente se desvía claramente por esos momentos de la intimidad de cada uno, que aportan esta sonrisa picara a nuestra cara, ¿pero y si fuera más grave?, si el amor o el desamor, estuvieran simplemente unidos a cosas tan banales, tan simples que pudiera ver cualquier simple mortal, que se detenga a mirarte en unos segundos, y que su conocimiento hacía ti ni te importe ni te involucre.
Os habéis parado a pensar alguna vez, ¡yo sí¡ (más que nada porque pienso de más), un acto tan simple, tan familiar, tan diario, tan aparentemente insustancial, como es "tomar café",¿ a que va asociado?, a situaciones tan dispares, supongo que para cada uno tiene su recuerdo, su palabra y su momento.
A reunión, a soledad, a espera, a intimidad, a romanticismo, a desesperación, a recuerdo, a trabajo, a costumbre, a despertar, a pensar, a vivir, a dormir.
¿Pero sabes como toma él "el café"?, entonces lo tienes todo, porque seguramente, te has reunido con él, has sufrido por él, has esperado por él, has hecho el amor con él, has llorado por él, has despertado, dormido, y vivido con él, porque si no es imposible que conozcas esa parte tan íntima de un ser humano, salvo que seas su camarero habitual.
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