MIRONES
Vivimos en un mundo de mirones donde muchas son las pupilas que escrutan, juzgan, critican y señalan. Un mundo de mirones que esconden una verborrea vacía y un discurso digno de corbata que en las dos primeras frases pierde la credibilidad.
Me da miedo ver en qué nos hemos convertido, me aterra la idea extendida de aquí todo vale y la crítica indiscriminada pendiente de la vida ajena. Hagas lo que hagas siempre te buscarán el fallo y habrá detractores que tras sonrisas cínicas de algodón intenten tirar por la borda a golpe de “me gusta”, tus sueños, tus buenas intenciones y el propósito de porqué tu eres como eres.
Para esos mirones nunca cuenta el tiempo que empleas en ser mejor persona, el que empleas en hacer mejor tu trabajo, el tiempo que le dedicas a lo que de verdad importa, a tu familia, a aprender de esta vida, a ser maestro y alumno, el tiempo que le dedicas a tu cuerpo, el tiempo que le dedicas a cuidar tu alma, a leer, a viajar, a observar, el tiempo que le dedicas a lo que comes, a reírte, a conocer a personas que realmente merecen la pena. El tiempo que le dedicas a escuchar a tu corazón.
Si hubiese un contador del tiempo que perdemos en criticar a los demás, estaríamos condenados a un reloj lleno de lamentaciones.
¿De verdad empleamos nuestro tiempo en valorar, analizar, criticar y juzgar lo que hace otra persona que no seamos nosotros o alguien que nos importe por un motivo u otro?. Se me olvidaba, ahora esta de moda aquello de "melasudatodo".
Criticamos a los que hacen deporte y a los que no.
Criticamos al "maquinitas" de turno y al gordo del sillón.
Criticamos al vegano porque se cree el salvador del mundo y criticamos a los que ni parpadean ante una injusticia.
Criticamos al que no es respetuoso con una mujer y al que le regala flores.
Criticamos a la tía buena y a la fea.
Criticamos al bueno y al malo,
Criticamos al que lleva rastas y a la pija de tacón.
Criticamos a la flaca y la que lleva silicona de talla de sujetador.
Criticamos al musculitos y al que no ha pisado el gimnasio en su vida.
Criticamos al que estudia mucho y al que estudia poco.
Al que entrena mucho y al que entrena poco.
Al que comparte su vida en redes sociales y al que nunca comparte nada.
Criticamos a los que escriben con faltas de ortografía y a los que tildan de eruditas sus letras.
Criticamos a los que van en bici y a los que no saben montar.
A las rubias y a las morenas.
Criticamos a los que se pierden y a los que se guían por un mapa.
Criticamos a los que beben y a los que no se echan ni un chupito.
Criticamos a los que bailan al estilo Bisbal y a los que son patitos mareados.
Criticamos a los románticos y a los insensibles.
Criticamos a los que hacen el amor y a los que follan.
Criticamos a los que se preocupan demasiado por nosotros y a los que nunca nos llaman.
Criticamos a los bondadosos y a los egoístas.
Criticamos a los que tienen mucho dinero y a los que tienen los bolsillos vacíos.
Criticamos a los que critican y a los que nunca lo hacen.
¡Lo criticamos todo joder!
Debería haber un número máximo de críticas permitidas al menos por día. Imagínate si todo el tiempo que le dedicas a criticar a los demás lo empleas en ti mismo. EN SER MEJOR PERSONA. En hacerlo mejor cada día, en levantarte con un propósito nuevo y mejor. En plantar un puto árbol o en leerte un puto libro.
En intentar correr un kilómetro más rápido o al menos disfrutarlo más. En ser agradecido y merecedor de las pequeñas cosas de la vida que sin darnos cuenta, se nos va en cada latido y en cada respiración, O en una fatídica llamada que nos anuncia que nunca más volverá a abrazarnos.
¿Y qué importa lo que digan de nosotros los demás?
¿Qué importa si por mucho que te esfuerces no cambiarán de opinión?
La opinión de los demás sobre nosotros mismos es solo eso "una opinión ajena", no nuestra.
Porque si aún no te habías dado cuenta el tiempo es lo único que no vuelve atrás Es lo único que continuamente resta. Es lo único que menos es menos. Y lo único que desperdicias cada segundo de tu existencia.
Debemos aprender a contemplar lo bonito de cada ser, a sentir que en igual de condiciones no nos separa más que un nombre, hasta de lo más indecoroso se saca algo bonito.
La próxima vez que vayas a echar culebras por la boca sobre alguien, piensa realmente por qué te molesta tanto una conducta ajena a ti, hagas lo que hagas, seas como seas, lo intentes como lo intentes siempre habrá una sombra que quiera apagar tu luz.
No pierdas el tiempo en ellos ni en ellas.
A más sombra, más luz.
A más odio, más amor.
A más críticas menos tiempo les queda para cumplir sus sueños. Y a ti te sobrarán pretextos para seguir adelante.
Que hablen de ti. y cuando se cansen, que sigan haciéndolo.
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